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Santiago en Código Rojo

Uno de los principales -y más dañinos- efectos del cambio climático es el peligroso aumento de las temperaturas. Un reciente estudio del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres, de la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica y del Centro UC de Políticas Públicas, advierte sobre el calor que azotará a Santiago. “Lo que sucederá en los próximos meses es preocupante, especialmente para quienes trabajan al aire libre”, sentencia uno de los autores.

11 diciembre 2023

“Hace 10 años, la subida de las temperaturas en Santiago no era un tema relevante de política pública. Hoy, es una urgencia: hay probabilidades ciertas de que enfrentemos temperaturas por sobre los 34 grados en forma regular. Incluso sobre los 37, que es cuando surgen muchos problemas para el cuerpo humano, independiente de la edad de las personas”, afirma la socióloga y especialista en prevención de riesgos Magdalena Gil. Ella, junto a los investigadores Eduardo Undurraga, Kenzo Asahi y Rayana Palharini realizaron el estudio “Calor: estrategia de gestión y medidas de adaptación para la Región Metropolitana”, recientemente publicado.

La socióloga marca el año 2017 como el punto de inflexión en el alza sostenida de las temperaturas en Santiago. “Ese fue el primer verano peligroso”, afirma recordando que ese año se rompió el récord de días con sobre los 37 grados en la Región Metropolitana. “Debemos estar preparados para lo que viene. Lo más probable es que el verano 2024 sea más caluroso que los anteriores. Y si la humanidad sigue provocando un calentamiento global sin control, en los próximos años las temperaturas llegarán por sobre los 40 grados”, advierte.

Gil puntualiza que los principales afectados por las olas de calor son las personas mayores de 60 años que viven solas (lo que representa el 9,9% de los adultos mayores de la RM, según la encuesta CASEN). “Muchos de ellos mueren deshidratados durante el sueño”. Por su parte, las embarazadas, especialmente las próximas a dar a luz (enero es el mes con el mayor número de nacimientos en Santiago), también sufren efectos inmediatos producto del alto calor. “Después de tres días con temperaturas de 32 grados, hay más partos prematuros”.

Contrario a lo que se podría pensar, en los meses de verano la gente joven y sana también puede estar en peligro. Los riesgos de un paro cardiorrespiratorio, deshidratación severa o insolación crecen cuando se practica deporte al aire libre en las horas punta. Se recomienda no hacer ejercicio a la intemperie cuando hay sobre 33 grados, ni siquiera al final del día, si es que se ha pasado el resto de la jornada expuesto al sol.

Frente al aumento de la mortalidad y de las emergencias hospitalarias, la investigadora afirma que se debe preparar al personal de salud. “Este tipo de episodios son nuevos y los equipos médicos -como las matronas- no cuentan con los conocimientos ni con los protocolos necesarios”. También alerta sobre los riesgos de los eventos masivos al aire libre, un peligro real ya que entre diciembre de este año y marzo del próximo, hay programados 40 eventos en parques y estadios de la Región Metropolitana. Ante eso, recalca Magdalena Gil, la autoridad debe fiscalizar a los organizadores y asegurarse de que se proveerá agua y que habrán lugares para protegerse del sol.

La investigadora aclara que no es lo mismo enfrentar el calor en los barrios con altos recursos que en los más vulnerables. “En el sector oriente esto se vive mucho mejor porque existen bastantes áreas verdes, mientras que en el resto de la capital hay gente que está a 500 metros de un lugar con vegetación. Los árboles no solo sirven para ponerse a la sombra, sino que absorben el CO2 y bajan la temperatura del entorno. Es decir, no es necesario estar bajo un árbol para aprovechar los beneficios de un entorno verde”. Ante esta realidad, Gil propone el desarrollo de un plan de aumento, mejoramiento y mantención del arbolado urbano, enfocado especialmente en el sector poniente de la RM.

Basada en distintas estadísticas y estudios, la socióloga asegura que, además, el calor hace más probable que se incrementen casos de violencia intrafamiliar, femicidios, peleas en las calles, cárceles y estadios; y por supuesto, problemas de salud mental.

Alerta roja

Frente a esta urgencia, el grupo que realizó el estudio “Calor: estrategia de gestión y medidas de adaptación para la Región Metropolitana” está trabajando con la Gobernación de la RM para implementar planes concretos de acción. La principal recomendación es establecer un código rojo para alertar a la población cuando estamos frente a una ola de calor peligrosa. “Así como existe la premergencia ambiental, en los momentos de calor extremo se debería activar el código rojo. En esos días es cuando aumenta la demanda por el sistema de salud y la población debería ser prevenida”, propone Gil.

Esta advertencia activaría un protocolo de mitigación de riesgos en las áreas neonatales de clínicas y hospitales, en los colegios y en los centros deportivos. Además, se deberían establecer ciertas condiciones antes de aprobar la realización de eventos masivos al aire libre. “La ciudad tiene que adaptarse a la nueva realidad climática con medidas concretas de corto plazo (gestión de emergencias) y de mediano y largo plazo (mitigación de impactos)”, dice la socióloga.

Los efectos del cambio en las temperaturas también tocan a las empresas. Según el equipo de investigadores, crecerá el ausentismo, especialmente en gente con enfermedades basales como la hipertensión. Asimismo, habrá que implementar nuevas condiciones laborales para quienes trabajan a la intemperie.

Pese a estos avances, Magdalena Gil recalca la urgencia de tomas medidas rápidas, vanguardistas y efectivas. “Actualmente, en el mundo el número de muertes debido al calor es mayor que el de las inundaciones, los tornados y los huracanes juntos. La diferencia es que es una muerte muy silenciosa”, sentencia pesimista.