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Seniors empoderados

“Mayores por el Clima” es el grupo de jubiladas que a través de movilizaciones y recursos judiciales, logró el histórico fallo del principal tribunal de derechos humanos europeo, que decretó que la política medioambiental implementada por Suiza es insuficiente. Una decisión que podría tener consecuencias inesperadas. Este hito hizo que varios se pregunten: ¿veremos cada vez con más frecuencia a personas de la tercera edad manifestándose por sus demandas y derechos?

22 abril 2024

“Sabemos que dentro de 10 años habremos desaparecido. Así que lo que hacemos ahora no lo hacemos por nosotras, sino que por el bien de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos”, afirmó Elisabeth Stern, jubilada de 76 años y fundadora de KlimaSeniorinnen -“Mayores por el Clima”- ante un grupo de expectantes periodistas.

Ella es la vocera de la asociación formada por 2.500 mujeres suizas, cuya edad promedio es de 73 años, que impulsó una batalla legal para sentar a su país ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH). Se acusaba al gobierno suizo por sus fallidas políticas contra el cambio climático y por las consecuencias que tienen para la salud las olas de calor “cada vez más frecuentes y tan intensas que ponen en peligro la vida de las personas mayores, especialmente de las mujeres”. Además de litigar en los tribunales, estas activistas seniors difundieron sus demandas en entrevistas y conferencias, y participaron activamente en manifestaciones callejeras. Siempre con un pañuelo azul al cuello y con Greenpeace como aliado.

“La crisis medioambiental no es un problema del futuro, ya está aquí y nos afecta a todos. Nuestra victoria es una victoria para todas las generaciones”, declaró Rosemarie Wydler-Wälti, vocera de KlimaSeniorinnen, a la salida de la sede del tribunal en Estrasburgo, acompañada por la mediática activista sueca Greta Thunberg.

Había mucho que celebrar: tras ocho años de lucha contra la política climática suiza, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó por primera vez a un Estado por no tomar medidas contra el calentamiento global. Una sentencia inédita, que podría sentar un precedente para futuras demandas contra Estados y empresas internacionales. De hecho, el fallo es vinculante y puede influir en la normativa de 46 países europeos. “Nosotras estamos hechas para dar estas luchas, no para sentarnos en una mecedora y tejer”, dijo Rosemarie Wydler-Wälti.

¿Qué los mueve?

Este nuevo movimiento ha desafiado los estereotipos y puesto en valor el poder de la experiencia, al punto de que muchos se preguntan si crecientemente veremos a activistas seniors encabezando protestas ciudadanas.

Para Ian Mackinnon, director de Asuntos Públicos de Azerta, el envejecimiento de las sociedades modernas debería instalar temas más cercanos a la agenda de los adultos mayores. Y si bien este es un fenómeno todavía menor, especialmente si se compara con los movimientos liderados por jóvenes, el caso suizo es un ejemplo de que todo puede cambiar.

Alemania es una de las naciones en donde los adultos mayores tienen más trayectoria sacando la voz para influir en las políticas públicas. Por ejemplo, desde hace años los jubilados de la ciudad Stuttgart han encabezado las marchas para detener el proyecto Stuttgart 21, una mega estación subterránea de trenes que tiene un costo de 3 mil millones de euros y cuya construcción implica remover importantes áreas verdes.

También en Alemania, los vecinos de más edad han liderados las protestas en contra la extensión del periodo de vida útil de las centrales nucleares.

En un artículo publicado por la Deutsche Welle (DW), la especialista en temas de la sociedad civil Mirra Banchón, explica que “existe un nuevo patrón en las movilizaciones ciudadanas: ya no son impulsadas por grupos necesariamente críticos del sistema político y económico, sino que por gente conservadora, que prefiere lo existente y tradicional a lo nuevo. Personas instruidas y políticamente moderadas, que viven holgadamente y no tienen experiencia en enfrentamientos con la autoridad”.

Gisela Evers, una activa opositora a la construcción la estación Stuttgart 21, de 73 años, alega que este proyecto «destruirá un edificio que sobrevivió a dos guerras mundiales. Además, no quiero llegar a mi ciudad por debajo de la tierra».

En Chile, hasta el momento hemos visto a pocos adultos mayores en las calles; sólo la agrupación “Marcha de los Bastones” ha logrado convocar a cierta gente en apoyo a la Reforma de Pensiones.

El director de Asuntos Públicos de Azerta explica que en nuestro país hay cierto potencial para que surja un movimiento como el de las seniors suizas, aunque su alcance es limitado. “La capacidad organizacional existe pero se da especialmente a nivel local, asociado principalmente a instancias municipales. Tengo la impresión de que la lectura que hace el mundo legislativo de estos grupos tiene principalmente relación con el ‘envejecimiento positivo’, algo que viene más de arriba hacia abajo que con agendas levantadas por ellos mismos”.

En el caso chileno, agrega Ian Mackinnon, la gestión de la seguridad pública, la planificación urbana y, por supuesto, el diseño de un modelo de seguridad social sano asoman como temas para el corto y mediano plazo.

En Suiza, las también llamadas “abuelas del clima” confían en que los adultos mayores de otros rincones del mundo logren hacerse escuchar. “Nosotras hemos demostrado que a las personas de nuestra edad sí les importa lo que sucede en la sociedad y que se atreven a plantear sus posturas y exigir soluciones. La calle ya no es solo de los jóvenes”, aseguró el día del histórico fallo Laura Bernard, una de las fundadoras de KlimaSeniorinnen.