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La resurrección del Bitcoin

“El milagro de las criptomonedas” es lo que hoy se escucha entre los economistas del mundo. En lo que va de 2023, el precio del bitcoin -la principal divisa virtual- se ha recuperado en más de un 54%, aunque no ha estado inmune a los vaivenes propios de la criptoindustria. Mientras algunos dicen que ésta finalmente se consolidó, otros opinan que sólo es especulación.

22 septiembre 2023

En 2021, el Banco Central Europeo manifestó su preocupación por el rápido y descontrolado crecimiento del Bitcoin comparándolo con la “burbuja de los tulipanes”, la histórica especulación de precios de esta flor, que en el siglo XVII arruinó a Holanda.

Desde que se empezaron a cotizar en el mercado en 2008, las criptomonedas han estado rodeadas de polémica. Para muchos, éstas se mueven en riesgo permanente, son inseguras y tienen un oscuro futuro. Otros las siguen viendo como un atractivo complemento al dinero convencional y apuestan por una estrategia a largo plazo, inmunes a la volatilidad del mercado.

Este año, las divisas virtuales han recibido un inesperado impulso: luego de diez meses de traumáticos episodios, como la quiebra de la criptomoneda Terra Luna -cuyo principal atractivo era su supuesta estabilidad-, y la caída del imperio de criptoactivos FTX, en julio pasado el Bitcoin llegó a los 30 mil dólares por unidad. Si bien está lejos de su máximo histórico de US$65 mil, este repunte no ha dejado indiferente al mercado financiero.

De acuerdo a datos de la consultora Santiment, dedicada al estudio y venta de esta moneda, actualmente más de 45 millones de personas han invertido en ella, otra cifra récord. Este aumento en el número de billeteras electrónicas ha provocado el entusiasmo en la “comunidad cripto”, compuesta por miles de fanáticos muy activos en las comunidades virtuales. En estos foros se dan consejos sobre cómo acceder a descuentos para crear un usuario en alguna plataforma de criptomonedas, se intercambian datos sobre los bancos más amigables y recomendaciones para la declaración de impuestos. Incluso, existe Bitcoin Chile, una ONG que promueve y defiende esta moneda en el mercado nacional.

“Acumularé sin importar cuánto, el Bitcoin es todo ahora. Desde abril de 2022 vivo con lo básico para acumular más tokens”, confesó un fanático de los Bitcoin en un grupo de Telegram citado por el diario El País.

Según un análisis del JPMorgan, esta recuperación ha sido impulsada por la baja relativa de la inflación en Estados Unidos y por la confianza de los inversionistas en el desempeño del mercado financiero a nivel mundial.

Pero pese a esta buena racha, el recelo de los órganos reguladores también ha aumentado. Recientemente, la Comisión de Comercio de Futuros de Productos Básicos de Estados Unidos demandó a Binance -la principal plataforma de intercambio de divisas virtuales- por ofrecer a sus clientes activos de inversión que no estaban registrados. El presidente de la Comisión de Valores estadounidense (SEC), Gary Gensler, en tanto, denunció a la criptoindustria por “operar sin ningún tipo de protección a los consumidores”.

Esa advertencia no es menor, ya que con la subida del valor también han aumentado las estafas: en 2022 alcanzaron un peak de 19.517 millones de euros. Además, las criptomonedas se han convertido en un instrumento muy utilizado para el lavado de dinero. “El incremento de los ciberdelitos, principalmente las estafas económicas, genera tal cantidad de dinero que los criminales necesitan nuevos sistemas difíciles de rastrear. ¿Y qué mejor manera que a través de estas divisas descentralizadas y sin ningún tipo de regulación?”, explica Hervé Lambert, Global Consumer Operations Manager de Panda Security.

Así, dentro de la jerga de quienes combaten los crímenes digitales, ya se habla de los criptodelitos, cometidos por criptopiratas.

La capital de las criptomonedas

Hace 15 años, la creación del dinero virtual remeció al sector financiero. La idea era que esta nueva moneda no fuera controlada por instituciones que pudieran apreciarla o devaluarla, lo que aseguraría que su precio fuera definido únicamente por las leyes de la oferta y la demanda. Una divisa perfecta para transacciones grandes entre usuarios libres de las comisiones bancarias. Esto no eliminaba absolutamente a las entidades financieras de la ecuación, pero sí abría el abanico para saltarse muchas de sus funciones y comisiones.

Intangible, cifrada, anónima, libre de impuestos e imparable, sus impulsores todavía la promocionan como “el futuro de las finanzas”.

El respaldo oficial al Bitcoin -la primera y hasta hoy la más potente de las criptomonedas- lo dio el broker New Liberty Standard, que realizó el primer cambio a dólares: un dólar por 1.309,03 Bitcoins. En 2010, cada token se intercambiaba por 0,3 billetes verdes. Doce meses después ya valía 5,27 dólares, mientras que al final del año 2012, el cambio estaba en 13,3 dólares. En el 2016, su valor creció cerca de un 120% hasta superar la barrera psicológica de los 1.000 dólares.

Hoy, el Bitcoin cuenta con un volumen de transacciones suficientemente grande como para que los inversionistas lo miren con interés. Esto ha sido determinante para moderar las fluctuaciones de su valor y eliminar esos fuertes vaivenes que asustan a quienes mueven grandes sumas de dinero. Sin embargo, UBS, el mayor gestor de activos del mundo, expresamente recomienda a sus clientes no arriesgarse “por la inestabilidad y otras desventajas como la falta de regulación”.

Pero el Bitcoin no es la única criptodivisa en auge. Ethereum, Litecoin, Ripple y Monero tienen un volumen de mercado superior a los 190 millones de dólares.

Incluso existen empresas y servicios que han intentado crear sus propias monedas, pero hasta ahora ninguna ha brillado. Facebook cambió el rumbo de Libra, que pasará a ser una alternativa a PayPal en vez de una criptomoneda. Telegram abandonó también su proyecto de crear una divisa digital llamada Gram. Está también Dogecoin, la que pese a haber sido creada por diversión y basada en un meme, desde que Elon Musk aseguró que era “la criptomoneda del pueblo”, su valor no ha parado de crecer.

Aunque países como Vietnam, Taiwán, Bangladesh, Ecuador e Islandia la han decretado ilegal, hay otros lugares donde la promueven. Es más, ya se habla de la “capital de las criptomonedas”: Wyoming, el estado de los cowboys en medio del Oeste norteamericano. En los últimos cinco años, ahí se han promulgado más de 20 leyes para atraer inversiones relacionadas con la criptoindustria. El entusiasmo es tal, que incluso los legisladores locales autorizaron la creación de un moneda virtual propia y la Universidad de Wyoming ya inauguró el Centro de Criptomoneda e Innovación Digital.