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De la granja a la cima

Este año la compañía danesa Novo Nordisk se convirtió en la compañía europea más valiosa por capitalización bursátil, gracias a sus fármacos contra la obesidad y la diabetes, que podrían tener un profundo impacto en la salud pública. Detrás de este éxito, está su CEO, Lars Fruergaard Jorgensen. “Por su papel al frente de un modelo de innovación paciente, persistente pero transformadora, es la Persona del Año”, el influyente diario inglés Finantial Times lo escogió como Persona del Año.

27 diciembre 2023

Lars Fruergaard Jorgensen es un personaje atípico entre los líderes de las grandes empresas globales: mientras sus pares viajan en jets privados, él prefiere hacerlo en vuelos comerciales.Tampoco tiene chofer, le gusta manejar él mismo su auto eléctrico y escapa de la vida social refugiándose en su casa a orillas de un lago en las afueras de Copenhague, donde practica canotaje “para reflexionar”.

Alto, delgado y de pocas palabras, Jørgensen se aleja de la tradicional imagen del director ejecutivo agresivo e implacable: empezó su carrera como economista en el departamento de atención sanitaria y planificación de Novo Nordisk, y luego de hacer carrera en los Países Bajos, Estados Unidos y Japón, llegó a la cabeza de la farmacéutica danesa.

Hoy, a los 57 años, lidera una innovación que está revolucionando la industria, especialmente la lucha contra la obesidad, un problema de salud pública a nivel mundial. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad afectará a aproximadamente mil millones de personas para 2030, lo que producirá un tremendo impacto en las tasas de diabetes, cardiopatías y movilidad. Tan sólo en EE.UU, la economía pierde hasta US$30 mil millones al año en días de baja por enfermedad debido a la obesidad. El 42% de los norteamericanos tiene sobrepeso, mientras que en Europa el 17%.

A la cabeza de la compañía desde 2017, Lars Fruergaard Jørgensen fue quien apostó por el desarrollo de Ozempic y Wegovy, los innovadores fármacos contra la diabetes y la obesidad. Antes de estos medicamentos, el único tratamiento realmente eficaz era la cirugía bariátrica, que es cara y a veces arriesgada. Ahora solo se necesita una simple inyección, la que se puede poner el propio usuario.

Las ventas de Wegovy ya superan los US$ 15 mil millones de dólares a nivel mundial, seguramente ayudado por el espontáneo apoyo que le han dado usuarios famosos como el empresario Elon Musk y las hermanas Kardashian.

La compañía de servicios financieros Barclays prevé que las ventas de Wegovy alcancen los US$ 7.3 mil millones el próximo año solo en Estados Unidos, mientras que las de Ozempic, diseñado para la diabetes pero a menudo recetado también para bajar de peso, alcanzarán los US$16.5 mil millones a nivel mundial en 2024.

Así, Novo Nordisk es hoy la compañía europea más valiosa por capitalización bursátil, superando al grupo de lujo LVMH, fabricante de Louis Vuitton y Moët & Chandon. Además, es el principal motor de crecimiento económico en Dinamarca

“Los fármacos se consideran ahora, con razón, una tecnología de amplio impacto, como la inteligencia artificial”, asegura Barclays.

Las enseñanzas de la granja

Un tratamiento seguro y fácilmente disponible para el sobrepeso podría tener una enorme repercusión en la salud humana, además de generar ahorros en el tratamiento de otras enfermedades, explica Financial Times. Y no se trata sólo de la obesidad: ya hay pruebas de que Wegovy y Ozempic podrían prevenir los ataques cardíacos e incluso hay esperanzas de que puedan utilizarse para tratar el Alzheimer, ya que puede reducir la inflamación del cerebro.

“Sentimos una gran responsabilidad, ya que como industria y como compañía somos clave para resolver enormes problemas sociales como el envejecimiento y las enfermedades crónicas. Estos fármacos tienen el potencial de ser una de las intervenciones médicas más significativas, tanto para los pacientes individuales como para los sistemas de salud pública”, explica Jorgensen.
Sin embargo, Novo Nordisk también enfrenta una serie de obstáculos. Varios organismos reguladores han advertido sobre inyecciones falsas y se ha sancionado a farmacias en línea que los venden a personas que podrían tener trastornos alimentarios. Algunos pacientes han sufrido efectos secundarios como náuseas, diarrea, estreñimiento y pérdida de masa muscular. Otros se han quejado del “efecto rebote” que se produce cuando se dejan de consumir.

Wegovy y Ozempic se elaboran a partir de semaglutida, una versión de una hormona reductora del apetito llamada GLP-1. Pero en el cuerpo humano, la hormona sólo dura unos minutos, por lo que los científicos de la farmacéutica dedicaron años a tratar de volverla suficientemente estable para que se pudiera utilizar como medicamento.

A esto se suma que el laboratorio rival, Eli Lilly, ha obtenido la aprobación para su propio fármaco contra la obesidad, el que podría ser más eficaz y barato.
Pese a los escollos, Jørgensen se ha comprometido a redoblar los esfuerzos de la empresa para desarrollar productos contra el exceso de peso, la diabetes y las enfermedades cardiometabólicas. “Si hay una necesidad insatisfecha me siento muy, muy cómodo asumiendo grandes riesgos”. Y así lo ha demostrado durante su carrera: la primera decisión importante que tomó al asumir como presidente ejecutivo fue autorizar la realización de costosos ensayos clínicos para estos nuevos medicamentos. La apuesta era riesgosa: probar un fármaco en personas puede costar cientos de millones de dólares y no había garantías de que los resultados demostraran amplios beneficios para la salud. Ahora que la apuesta ha dado sus frutos, el CEO danés utilizará los avances logrados por Wegovy y Ozempic para convencer a los sistemas de atención sanitaria pública de que estos fármacos salvarán vidas y reducirán costos. “Adelantándose a las enfermedades, los gobiernos y las aseguradoras pueden ahorrar más del 80% de los fondos de atención sanitaria que acaban destinándose a enfermedades crónicas”, asegura.

El perfil recientemente publicado por Financial Times sobre “la persona del año” cuenta que Jørgensen creció en una granja de cerdos en la región danesa de Jutlandia y que desde pequeño su tarea era limpiar el estiércol de los animales. Ahora que está en la cima de su carrera, devela que la “receta de su éxito” se remonta a su niñez, cuando trabajaba en el campo. “Lo bueno de cultivar es que primero hay que tirar semillas, las que después se convertirán en algo. Solo se necesita paciencia. En realidad, ésa es una perspectiva bastante buena si trabajas en la industria farmacéutica”.