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Los bancos de agua

Con el fin de evitar la especulación de precios y satisfacer una necesidad urgente para paliar la sequía, en diversos países se vienen creando desde hace años los llamados bancos de agua. Acá te contamos cuál es el rol de este tipo de instrumentos, cómo funcionan y por qué en Chile no tendrían viabilidad hoy.

10 mayo 2022

Sin duda, el agua es una de las preocupaciones más apremiantes derivadas de la crisis climática, por la verdadera catástrofe social y económica que la sequía ya está provocando en distintas partes del mundo. Tanto es así que es muy probable que en un par de décadas se produzcan guerras por el control del agua. Mientras, organismos como la ONU y el Banco Mundial, aseguran que para 2030, unas 700 millones de personas podrían verse en la obligación de desplazarse a causa de la escasez hídrica.

El panorama es poco alentador a la luz de los estragos que ya está causando el cambio climático. Zonas que antes mantenían sus reservas de agua con pocas variaciones gracias a las precipitaciones o el caudal de los ríos, hoy se enfrentan a sequías sin precedentes en la historia humana. En esta desoladora realidad, los bancos de agua se han convertido en un valioso instrumento para paliar el estrés hídrico que sufren algunas zonas del planeta. Aunque se trata de una herramienta que se utiliza en Australia, Alemania, Israel, México, Colombia y Estados Unidos, el marco normativo es fundamental para adoptar este tipo de bancos y sus transacciones.

¿Qué es un banco de agua?: “Es una instancia de gestión de operaciones reguladas de transmisiones de derechos, es decir un instrumento que coayuda a la regulación de las prácticas informales existentes en la materia, a fin de crear un mercado regulado de derechos, en el que se promueva la asignación o reasignación eficiente del recurso hacia los usos más productivos, para impulsar el manejo integral y sustentable del recurso”, se lee en el paper de María del Mar Borrego-Marín, profesora de la Universidad de Sevilla y Laura Riesgo, profesora de la Universidad Pablo de Olavide que recoge el medio español The Conversation. En general, los bancos de agua son de naturaleza jurídica pública y promueven la equidad en el acceso al agua. El fin último es evitar todo tipo de especulación de este bien tan preciado.

¿Dónde y cómo operan?: existen en países como Colombia, México, España, Estados Unidos, Australia, Alemania, entre otros. Por ejemplo, en Colombia son conocidos como Bancos Municipales de Agua (BAMA) y son sistemas de captación, almacenamiento y distribución de agua lluvia o de fuentes superficiales. “Este tipo de bancos vienen siendo implementados por la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), con el propósito de atender necesidades prioritarias, como el consumo doméstico, sistemas de riego y vulnerabilidad de incendios, especialmente en municipios o zonas que no cuentan con acueductos. Funcionan justamente recolectando el líquido en época de lluvias para que sea utilizado durante momentos de sequía”, asegura el artículo publicado por The Conversation. “Cualquier Banco Municipal de Agua está totalmente dotado y acondicionado para que sirva como un reservorio para época de sequía. En temporada de lluvias, estos almacenan el líquido”, explica al medio Carlos Antonio Bello, director de Evaluación, Seguimiento y Control Ambiental de la CAR.

En México, actualmente existen 653 acuíferos, de los cuales 275 se encuentran sin disponibilidad (42% del total) y de estos, 157 están sobreexplotados, sitios donde ya no se deben otorgar nuevas concesiones de acuerdo a la Ley de Aguas Nacionales (LAN). Los acuíferos con mayor estrés se ubican en la parte central y al norte del país, donde en términos generales existe una naturaleza árida y semiárida, así como también se localizan grandes proyectos agropecuarios e industriales, incluyendo minería. “Actualmente, en México los Bancos de Agua operan en las 13 Regiones Hidrológicas Administrativas gestionadas por los Organismos de Cuenca de la Conagua, así como también existen oficinas de apoyo en las Direcciones Locales de las entidades”, asegura el investigador Cuauhtémoc Osorno Córdova en un paper publicado por la red de blogs Remexcu.

En Arizona (Estados Unidos) se tomó también la opción de creación de bancos de agua y plataformas electrónicas donde se venden o arriendan públicamente los derechos para usar este recurso. Arizona es considerada actualmente un líder mundial en el manejo de agua, con una gestión basada en “no perder una sola gota”, pese a estar en la mitad del desierto, según consigna el documento  “Experiencia chilena y extranjera sobre gestión hídrica, su institucionalidad y soporte regulatorio”, elaborado y presentado por Eduardo Baeza en la Comisión de Obras Públicas del Senado chileno, en octubre de 2021. Pero para llegar a ello, explica el experto, fue clave el cambio de mentalidad de las personas. “Durante los años ’60, la población no tenía una cultura de consumo responsable de agua, pero la drástica disminución de los acuíferos en los ‘70 generó un relevante cambio cultural”, explica el documento. “Se educó a la población y se implementaron cambios como: no tener pasto, tratamiento y re-uso de aguas negras y grises, limpieza de acuíferos contaminados de las ciudades y re-infiltración. En concreto, Arizona hoy tiene reservas de agua para 200 años”, según consigna la Universidad de Chile, en el texto de Baeza.

El caso de Chile: en temas hídricos, nuestro país se encuentra en un momento crítico, si bien no existen bancos de agua -porque en Chile el agua carece de precios para llevar a cabo este tipo de transacciones-, tenemos otro problema mucho más grave. “Existe una enorme dispersión institucional en materia de aguas, que se refleja en la Política Nacional de los Recursos Hídricos y las más de 42 instituciones que tienen relación directa con la gestión de los recursos hídricos en el país. Esta situación ha provocado serios problemas de coordinación y ha obstaculizado una adecuada priorización de los recursos e instrumentos destinados a una mejor gestión y administración de éstos, indica Baeza en su texto. Y agrega que “se debe estudiar la creación de una instancia u organismo de coordinación interinstitucional permanente, que facilite y conduzca la gestión coordinada del recurso hídrico, que recoja las singularidades de las distintas regiones a lo largo de Chile”.

La garantía del agua: El agua es un derecho que debe garantizarse a nivel mundial. No es casualidad -recoge el diario El País- que dos de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas tengan como eje central este recurso. “El ODS 14 se centra en la vida submarina, mientras que el ODS 6, en garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos”, asegura el diario español.

La degradación de los recursos hídricos se debe a muchas causas, como “la contaminación en muchos sitios descontrolada, el uso intensivo del agua para permitir el desarrollo de nuestras actividades económicas, la fragmentación de los ríos y la ocupación de los espacios fluviales, entre otros, y el cambio climático añaden presión sobre un sistema que en muchos sitios ya está bajo muchísimo estrés desde hace décadas”, analiza Lucia De Stefano, directora adjunta del Observatorio del Agua de la Fundación Botín, en el diario El País.

El agua es fundamental para la vida y la subsistencia en la tierra. Pero abordar de manera definitiva este problema se ve cuesta arriba. Cédric Lecamp, gestor del fondo Pictet Water explica al diario español que “la OCDE estima que, para garantizar el acceso universal y saneamiento adecuado para 2030, hay que invertir un billón de dólares anuales, frente a los US$ 600 mil millones actuales. Además, la ONU estima que cada dólar invertido en infraestructura de agua potable y residual proporciona US$ 6,35 de crecimiento del PIB a largo plazo y US$2,62 en otras industrias”.