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¿Lo vieron venir?

En las últimas décadas se han creado institutos y observatorios especializados en predecir el futuro, y aún así se trata de una actividad poco conocida en el mundo. De seguro a más de alguien le suenan los nombres de Alvin Toffler y de Yuval Noah Harari, ambos futuristas que nos han dejado con los ojos y la boca abierta.

29 julio 2021

La futurología es un método que utiliza diversas herramientas para “descubrir realidades” a largo plazo. No se trata de una técnica adivinatoria al azar como puede ser la clarividencia, sino de una carrera que hoy se estudia en prestigiosas universidades. Y es que lo que comenzó siendo un modelamiento  de escenarios, se convirtió en una práctica apetecida por empresas y gobiernos. Los Estudios del Futuro -coloquialmente llamados “futuros” por los profesionales de esta disciplina- buscan entender qué cosas posiblemente continuarán y cuáles pueden plausiblemente cambiar.

Las primeras compañías en usarlos fueron las de energía. Pero no han sido las únicas. Fue Pierre Wank, un planeador de la empresa Shell, quien para 1971 consiguió el éxito al especular sobre la escasez y un incremento en el precio del petróleo. Sin embargo, la tendencia se ha ido consolidando y expandiendo a áreas diversas del quehacer económico y político. El actual gobierno español, presidido por Pedro Sánchez, creó en enero de 2020 la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia, un órgano directivo que depende directamente de Presidencia y que nació con el objetivo de “pensar estructuralmente en la España de los próximos 30 años”.

¿Por qué importa?: porque poderosas compañías, gobiernos, dirigentes y empresarios usan las predicciones de la futurología para tomar complejas decisiones.

  • La futurología es un gran negocio hoy en día. La industria de defensa la utiliza hace décadas, pero ahora acuden a esta disciplina desde empresas de tecnología hasta compañías de productos alimenticios.
  • «Si llevas una taza de café a tu boca y tomas (lo que está en su interior), estás implícitamente prediciendo que no está envenenada y que no está tan caliente como para quemarte. Partiendo de ahí, se trata sólo de niveles de predicciones: cómo será el mundo en unos mil años o en un millón de años», explicó el profesor de la Universidad de Oxford, Nick Bostrom, director del Instituto del Futuro de la Humanidad a la cadena de noticias BBC.
  • Los futurólogos utilizan una gama de sofisticadas, complejas y, algunas veces, alucinantes técnicas para elaborar sus predicciones. Análisis de impacto cruzado, Delphis en tiempo real, modelos de decisiones y análisis morfológico son algunas de sus herramientas.
  • “La prospectiva es una disciplina que estudia el futuro para comprenderlo y tratar de influir en él. Somos como cualquier otra ciencia social, trabajamos con rigor y el máximo empirismo. Pero estudiar el futuro no quiere decir que lo predigamos, nuestra labor es plantear varios escenarios posibles y, a lo sumo, hacer pronósticos”, explica Jordi Serra, subdirector del Center for Postnormal Policy & Futures Studies (CPPFS).
  • En uno de sus últimos números, la revista Forbes de España hizo una lista con los 40 mejores futuristas de ese país. Puedes revisar el reportaje aquí.

Algo de historia: existen dos corrientes principales en el estudio de la futurología a nivel mundial. La primera es de origen norteamericano, mientras que la segunda es europea, principalmente francesa.

  • Pronóstico es el término antiguo que se utilizó para este campo. Fue el escritor y filósofo político inglés H. G. Wells, uno de los primeros escritores de ciencia ficción y un clásico de la literatura de anticipación quien pidió en el año 1932 establecer los «Departamentos y profesores del Pronóstico», presagiando el desarrollo de la futurología moderna 40 años antes. Wells estaba años delante de su tiempo, al predecir armas nucleares en 1914 y luego inspirar al físico Leo Szilard.
  • En 1931, al celebrar su 80 aniversario, el New York Times consultó a varios hombres prominentes para obtener sus predicciones respecto a cómo sería la vida en 2011. Hubo aciertos. William Mayo predijo que la esperanza de vida subiría a 70 años, o tal vez más. Otras predicciones sobre el envejecimiento de la población o la menor importancia de barreras nacionales eran prometedoras.
  • Un ejercicio similar sucedió en 1893, mirando hacia 1993, en una exposición en Chicago. Aunque hubo muchas equivocaciones, se anticipó que Florida se tornaría en un destino turístico y el político John J. Ingalls acertó cuando escribió que sería posible viajar de Nueva York a Londres en menos de un día.

Apuestas famosas: el politólogo Herman Kahn (1922-1983) dirigió por varios años el Hudson Institute, un reconocido centro de investigación estadounidense vigente hasta nuestros días y alcanzó fama como futurólogo al pronosticar que Japón sería potencia económica mundial.

  • El doctor Kalev Leetaru, de la Universidad Illinois ha estado trabajando para automatizar un proceso de predicción del futuro. Demostró que muchos de los acontecimientos que caracterizaron la Primavera Árabe estuvieron presagiados por meses y años de «sentimientos de cambio» latentes en la literatura.
  • El futurólogo Alvin Toffler cautivó a millones de personas en todo el mundo con sus pronósticos sobre muchas cosas, desde la creación de internet hasta una nueva ola de consumo de drogas y crímenes. La obra de Toffler captó la atención de figuras internacionales de su época, incluido el líder soviético Mikhail Gorbachov, el primer ministro chino Zhao Ziyang y el empresario mexicano Carlos Slim, todos los cuales buscaron asesoría del gurú del futuro.

Véalo venir: si hay algo de lo que gobiernos y empresas se quejan en lo últimos años, es que hay asuntos que realmente ‘no vieron venir’. Pero si uno sigue algunos nombres que interpretan nuestro presente, es más fácil no pasar señales por alto.

  • Uno de los futurólogo al cual el común de los mortales debería seguir por estos días es al físico estadounidense Michio Kaku, quien actualmente se encuentra abocado a la tarea de ver cómo será el mundo para el año 2100. Kaku asegura que seremos capaces de manipular objetos con la mente, crear cuerpos perfectos, alargar nuestra existencia, desarrollar nuevas formas de vida, viajar en vehículos no contaminantes que flotarán sin esfuerzo y enviaremos naves interestelares para explorar estrellas cercanas, entre muchos otros prodigios hasta ahora impensables.
  • Yuval Noah Harari no usa teléfono celular y pasa gran parte de sus días lejos del incesante flujo de información que a través de internet. El filósofo futurista y profesor de historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén se ha convertido en una suerte de gurú admirado por las élites de Silicon Valley, según la BBC. En una charla a casa llena en un auditorio en San Francisco, reseñada por The New York Times, Harari afirmó que, tal como van las cosas, los partidos políticos podían perder su razón de ser.
  • Otro profeta de estos tiempos es Ray Kurzweil, director de ingeniería en Google, cuyas predicciones tienen un 80% de acierto. Sus obras, La era de las máquinas inteligentes y La era de las máquinas espirituales, fueron las que lo situaron en la cima de la futurología del momento anticipándose, entre otras cosas, a la caída de la U.R.SS., la derrota de Kaspárov por un computador, y el internet inalámbrico, entre otras cosas.