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El voto estratégico de las Primarias

Durante el domingo, la comparación obligada de las elecciones primarias será ver cuánta gente participó. Luego, es previsible que este indicador se utilice como predictor de las posibilidades de cada candidato ganador con miras a la primera vuelta presidencial. Sin embargo, hay un efecto distorsionador no menor: ni Yasna Provoste, cuya adhesión medida en encuestas es respetable, ni Paula Narváez, que no corre con la misma suerte, están en competencia. Por Camilo Feres (*)

15 julio 2021

Dos coaliciones políticas se someterán a elecciones primarias este domingo mientras un indeterminado número de votantes no tendrá opciones en juego en el proceso. Una de las primeras interrogantes que se abre es cuánta gente se sentirá llamada a elegir en cada coalición y cómo esto incidirá en el período entre las primarias y la primera vuelta. Por lo mismo, quienes estén pensando en sesudas estrategias para perjudicar a un candidato por la vía de votar en su primaria tal vez deberían pensarlo dos veces.

Como se sabe, para los ciudadanos no militantes las primarias son una elección abierta más: al llegar a la mesa de sufragio recibirán una papeleta con todas las opciones en competencia, de ambas primarias, y para que su voto sea válido solo deben expresar una preferencia de forma nítida. Por lo tanto, aunque las coaliciones en disputa representan proyectos mutuamente excluyentes, para la inmensa mayoría de los ciudadanos la oferta del domingo va desde Jadue a Lavín.

Hay al menos dos candidatos que han realizado llamados explícitos a votantes “externos”. Gabriel Boric con sus coqueteos hacia la ex concertación en general y al PS en particular, e Ignacio Briones, con su llamado -en su franja televisiva- a cruzar la línea. Lavín, fiel a su estilo, ha optado por la ambigüedad y la moderación, mientras que Sichel apuesta por reclutar los votos de derecha dura que la estrategia de Lavín desatiende, y Desbordes, algo desdibujado tras su derrota interna, pareciera más enfocado en salvar los muebles.

Por su parte, Daniel Jadue ha mantenido la bandera al tope y apuesta por convertir la primaria en la primera muestra de adhesión a su programa y estilo. A primera vista, la estrategia de Jadue tiene una ventaja: se nutre de sus votos duros y de los hipotéticos votos blandos que podría atraer Boric. Porque la primaria de la izquierda es binominal, es decir, hay un único adversario posible en ella y es el socio. Jadue, mejor posicionado en las encuestas, podría salir fortalecido al ser el candidato que emerge de una primaria “masiva”.

Tras el cómputo definitivo, la primera comparación obligada será ver cuánta gente participó en cada primaria y es previsible que este indicador se utilice como predictor de las posibilidades de cada candidato ganador con miras a la primera vuelta presidencial. Hay, sin embargo, un efecto distorsionador no menor: ni Yasna Provoste, cuya adhesión medida en encuestas es respetable, ni Paula Narváez, que no corre con la misma suerte, están en competencia.

Ante esta orfandad teórica en la que están los votantes de centroizquierda, Boric ha apostado por ser una punta de playa en la cual recalar. Es más, aunque no se le ha visto empujando directamente los llamados al voto estratégico para “frenar a Jadue”, no son pocos sus voceros no oficiales empeñados en apuntar a la radicalidad del PC en sus reflexiones abiertas a todo espectador. Y más allá de la cantinela del anticomunismo, lo cierto es que ni el partido ni el candidato comunista se han molestado en ablandar su figura para dificultar la cruzada bienpensante para frenarlos.

Consideraciones más o menos, cada día se hace más evidente que la estrategia de Jadue y del PC no es mayoritaria ni coalicional sino de acumulación de fuerza. Su apuesta es por cimentar la hegemonía en la izquierda y desde ella impulsar un proyecto político que avance más por la falta de resistencia que por una masiva anuencia. Por lo mismo, cuando Guillermo Tellier lee sobre los llamados a votar por Boric para frenar a Jadue es altamente probable que, en silencio y sin testigos, esboce una sonrisa.

 

(*) Camilo Feres es Comunicador Social UARCIS y Magíster (c) en Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Además es Director de Estudios Sociales y Políticos de Azerta. Columna publicada en Ex-Ante.