La noticia sobre el posible revival de Blockbuster no ha dejado indiferente a nadie. Los rumores de la compra de la cadena de video club, que abrió su primera tienda en Dallas en 1985, y llegó a tener más de 9 mil locales en el mundo, ha tomado bastante fuerza en el último tiempo. Resulta a lo menos llamativo, cuando hoy nadie se atrevería a cuestionar el reinado absoluto de las plataformas de streaming en el mercado.
Hace pocas semanas, desde la cuenta de twitter BlockbusterDAO, un grupo de inversores lanzó un hilo con la intención de comprar la marca que es considerada histórica dentro de la industria del entretenimiento. El objetivo es sacar a Blockbuster del control de Dish Network, que es el mayor proveedor de TV pago de Estados Unidos, y que subastó la cadena de video club en 2011 por la nada despreciable suma de US$320 millones.
Los planes: los inversionistas quieren comprar la marca de video club por un sistema llamado DAO, que significa Organización Autónoma Descentralizada. Se trata de comunidades organizadas alrededor de la tecnología blockchain, que este año vivió un tremendo auge gracias a la explosión del mercado de las criptomonedas. El precio que han propuesto es de US$5 millones. La idea es relanzar Blockbuster como una empresa de películas, pero a través de un servicio de transmisión descentralizado. “Es hora de liberar la marca del purgatorio y darle una nueva vida. Una marca de la gente debe ser propiedad de la gente y gobernada por la gente. Incluso el nombre, Blockbuster, se presta a convertirse en un producto Web3”, escribió BlockbusterDAO en un hilo de Twitter que fue recogido por el medio The Block Crypto.
Apelando a la nostalgia: la idea ha tomado mucha fuerza porque apela a la nostalgia, considerado uno de los mejores recursos de marketing de estos últimos tiempos, que ha funcionado con la vuelta de artículos como los vinilos o los cassettes. Lo cierto, es que en los ’80 y ’90 arrendar un VHS era la única manera de poder acceder a una película que ya estaba fuera de la cartelera de cine. Además, darse vueltas por el video club tenía cierto encanto, emoción e incluso era un panorama cool, frente al simple hecho de apretar un botón del control remoto y ver una película en las plataformas on demand.
El último local de Blockbuster es una franquicia y se ubica en Bend (Oregon), Estados Unidos. Es un ícono vintage que aún sigue arrendando VHS y cuya colección alcanza las 22 mil unidades.
Reinventarse o morir: como caso de negocios, la historia de la cadena de video club es uno de los mejores ejemplos de las consecuencias que puede tener la incapacidad de adaptarse a los tiempos que corren. En 1997, una empresa online de alquiler de DVD empezó a crecer: nacía Netflix. Tres años más tarde, sus dueños le ofrecieron a Blockbuster su empresa por la suma de US$50 millones, pero la cadena de video club rechazó la oferta. Así, mientras las plataformas de streaming comenzaron a posicionarse en el mercado, las decisiones de Blockbuster llevaron a la compañía a la bancarrota ya que no fue capaz de reinventarse.
